
Una huida nihilista por la ciudad de Nueva York, entre bares nocturnos, mujeres fáciles, prostitutas, taxis, despilfarros de dinero, conversaciones con profesores, amigos y hermana. Un adolescente va perfilando un insano comportamiento, va convenciendo sobre la necesidad de ayuda para detener su espíritu autodestructivo. Evidente influencia en la obra de Murakami; por el periplo continuo de Holden Caulfield, por la sensación de creación con el espíritu de jazz, de la improvisación, siguiendo un viaje interior no trazado. Salinger se deja leer con facilidad, impregnado de un lenguaje sencillo, directo y envolvente; sin existir una ambición mayor con juegos formales o técnicas. Siempre importante, es ubicarse temporalmente en la obra, e imagino que para el año 51 fue un remezón, no tanto por la temática (Miller ya había tratado con crudeza la sexualidad), sino porque el protagonista era un adolescente frustrado e inconforme, a lo Donnie Darko.
No hay comentarios:
Publicar un comentario