domingo, 18 de mayo de 2008

Los Desnudos y los Muertos


Los Desnudos y los Muertos (1948). Norman Mailer traslada los conflictos de nacionalidades y religiones que sufría Estados Unidos luego de las masivas migraciones que construyeron la Nación, al mundo de la Guerra. Las jerarquías y personalidades de los combatientes luchan constantemente buscando una identidad propia, tal como ocurría en su país. La juventud de los combatientes es la juventud de la Nación, sus conflictos internos son los conflictos yanquis. Uno busca entender si el enemigo eran los japoneses o el que dormía a su costado. Nos cuestionamos si alguno de sus personajes odiaba más a los judíos que a Hitler.
Existe lucha y combate en todas las páginas de la novela. Con Mailer olemos la sangre, Mailer nos enseña a odiar a Croft, con Mailer sentimos las balas rozando nuestros oídos, Mailer nos obliga a dormir sobre la tierra húmeda y a sentir el uniforme mojado pegado a nuestro cuerpo. Para ello, no cree en el ahorro de páginas, ni de recursos narrativos. Utiliza cápsulas de tiempo, en la que se conocen las vidas previas de los combatientes y nos relata sus diferentes orígenes e historias. Únicamente los une la nacionalidad. ¿Pero, de qué nacionalidad hablamos? ¿La de Israel, Irlanda, Polonia, Italia o México? Es un cuestionamiento constante. Por ratos, pareciera que la lucha interna es más sangrienta que la que deben librar contra los japoneses.
Todo ello ideado y publicado a los 25 años con 704 páginas, según mi edición. Sigo sin entenderlo.

Probando, probando

Una prueba. Sólo eso, una prueba...